Su comanda se retrasaba. Al cabo de media hora comprendimos por qué, se
había pedido “el plato tigre “, el más caro de la carta, no era un plato era
una bandeja de carabineros con verdura y guarnición, el plato valía el 60% del
presupuesto de la excursión, nos quedamos atónitos.
Le echamos una reprimenda acorde con el plato, pedimos la factura
detallada del desastre y emprendimos el camino de regreso, el joven dicharachero,
parlanchín, gárrulo, se convirtió en un espectro silente porque adivinaba lo que le vendría después.
Al cuarto día, emprendimos nuestro
recorrido a la inversa, Ilha de Mozambique, Pemba, Maputo, Catembe.
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