Ahora sí empezaba la aventura,
recorrimos parte del trayecto por pistas intransitables (lo que nos gusta ); creo que parte de los bajos del coche los
dejamos por esos caminos de tierra. Llegamos a Tanganhangue, que suponíamos era el embarcadero
dónde atracaría nuestro barco para ir a isla de Ibo, evidentemente no había ni
embarcadero ni nada; bueno, nada no, un inmenso baobab presidía la escena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario