jueves, 19 de marzo de 2015

             Se nos hizo de noche,  zarpamos en una barcaza  en mitad de la oscuridad y donde el patrón salvaba como podía con una linternilla de mierda  los manglares que nos rodeaban,  una hora más tarde y  en la más absoluta oscuridad  llegaríamos a la que sería la isla más bonita que he visto en mi vida.

          
  


   Tres intenso días pasamos  en esa joya del índico, gente noble y pura encontraríamos  allí.  En cada calle, en cada esquina se respiraba historia, historia que  a veces  hace avergonzarnos a los humanos, historia de una ignominia escrita también en Zanzibar e Isla de Goré.






        

     Fotos, muchas fotos, me gustaba lo que veía, la luz, la gente, la arquitectura.


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